Ya son cinco los días sin clases que por motivo de amenazas contra los profesores completa la Institución Educativa Técnica Agrícola del corregimiento de Nueva Florida, jurisdicción del municipio de Marialabaja.
La directiva de la institución educativa viene adelantando reuniones con las autoridades educativas del municipio y del departamento con el fin de que se les garantice la seguridad y puedan volver a las aulas los 1200 estudiantes. Se tenía previsto que fuera hoy; sin embargo, se pospuso para los próximos días teniendo en cuenta que en el ambiente aún reina la tensión.
Cabe recordar que una llamada el miércoles de la semana pasada en la que amenazaban a los docentes, según se estableció una voz femenina, habría sido el motivo de este cierre temporal que ya cumple cinco días. Pese que el colegio está siendo visitado constantemente por miembros de la Sijín, el Gaula y funcionarios de la Fiscalía, no se ha logrado establecer de dónde provienen las llamadas. Las investigaciones continúan por parte de las autoridades y de manera preliminar se dice que serían de un centro penitenciario.
El llamado y las propuestas por parte del cuerpo docente es para que se adelante un consejo de seguridad en esta población y que todos se unan contra la delincuencia. Tres maestros han solicitado desde ya su traslado de esta institución educativa pues temen por sus vidas.
Recientemente Medardo Hernández, representante del Sindicato de Docentes de Bolívar, puso en conocimiento que son diez los docentes que mensualmente han decidido denunciar las amenazas de las que vienen siendo víctimas. La última de ellas y que trascendió a los medios de comunicación fue la de la docente Deyanira Ballestas en el sur del departamento quien fue amedrentada a través de una llamada hace ya dos meses.
La situación en Marialabaja es tensa no solo para la comunidad educativa de este colegio en Nueva Florida sino que se ha extendido a cuatro corregimientos más donde las amenazas se hacen también evidentes a través de llamadas y panfletos. Varias de estas poblaciones vivieron años atrás los estragos de la violencia y sus habitantes hoy claman para que los fantasmas de este fenómeno no vuelvan a aparecer pues el ambiente de paz que ha traído el posconflicto reina hoy y las tierras han vuelto a hacer productivas.